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viernes, 6 de enero de 2012

LOS ANTECEDENTES DEL AUTOMÓVIL EN ESPAÑA


Los primeros automóviles de los que se tiene conocimiento en España son lo que se denominaron locomóviles, enormes máquinas de vapor, semejantes a máquinas de ferrocarril, importadas de Inglaterra o construidas aquí mismo a imagen y semejanza de aquellas. La idea de estos artefactos era la de que fueran como trenes pero sin la necesidad de las vías que lo limitan en los recorridos. La primera noticia sobre uno de estos locomóviles data de 1855, año en el que según las crónicas tiene lugar la prueba de un locomóvil en el Jardín Botánico de Madrid, con la presencia del Ministro de Fomento y del Director de Obras Públicas. El creador de este vehículo fue Valentín Silvestre, joven valenciano que resultó ser un prolífico inventor, a tenor de los datos que se tienen de sus construcciones y patentes. El locomóvil que ahora nos atañe fue definido por su propio inventor como 'locomotora para caminos ordinarios', y según parece el sistema motriz era un cilindro rotatorio de vapor, que él mismo patentó en el año 1858, certificándose en dicha patente que el sistema ya había sido probado. El vehículo tenía cuatro ruedas, con la tracción sobre el eje delantero, siendo el trasero el que equipaba el sistema de dirección.
Algo más tarde, en Barcelona, se tiene constancia de la construcción en los talleres Nuevo Vulcano, a petición de la empresa La Ascensión de Amposta, de dos locomóviles, cuyo proceso de fabricación estuvo directamente dirigido por el ingeniero Antonio Serrallach; fueron probados con éxito el 20 de julio de 1857. En 1859, la Sociedad General de Crédito fabricó dos locomóviles y en 1861 el ingeniero Antoni Rovira i Trias, futuro jefe del Parque de Bomberos de Barcelona, diseñó y construyó otro más. Existe constancia de otro locomóvil importado de Inglaterra de la marca Forben por la empresa Anónima de Transportes de Olot (Girona), y por lo menos dos más construidos por La Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona en 1863.
Los primeros pasos del automóvil en España nos llevan a hablar de estos primeros vehículos, EL LOCOMÓVIL, EL CASTILLA y EL VELOCÍFERO.

Durante el año 1857 el ingeniero D. Antonio Serrallach construyó en Barcelona un vehículo movido por la fuerza del vapor, que se dedicó al transporte de pasajeros. A este vehículo le le llamó locomóvil.


Posteriormente, en Valladolid, D. Pedro Ribera fabricó "EL CASTILLA", una locomotora que funcionaba también con una caldera alimentada por carbón, con la que se desplazó hasta Madrid (una distancia de 200 Km).
En 1860, el ingeniero vallisoletano Pedro Ribera se encargó de realizar una serie de pruebas para comprobar la posible utilización de locomóviles en lugar del ferrocarril para el transporte de mercancías y pasajeros. Para ello utilizó el locomóvil bautizado como Castilla, que fue importado desde Inglaterra y con el que el 30 de octubre de 1860, y junto a tres acompañantes, realizó el trayecto Valladolid – Madrid, de aproximadamente 250 Km, en 19 días, llegando a Madrid el 18 de noviembre para, posteriormente, el 4 de marzo de 1861, realizar una exhibición pública ante la Reina Isabel II en el Palacio Real. El rudimentario ingenio estaba dotado de una caldera de vapor y cuatro ruedas. Su potencia era de 10CV, su velocidad máxima estaba en torno a los 15 Km/h y su consumo era de 47 Kg/h de carbón. Curiosamente el recorrido escogido coincide con el actual trazado de la Autovía A6. ¿Era quizás Pedro Ribera un visionario? Tras las pruebas realizadas al Castilla, Pedro Ribera diseñó otro locomóvil, al que bautizó como Príncipe Alfonso, y al que efectuó una serie de modificaciones respecto al Castilla a fin de mejorar su comportamiento general en los trazados españoles; así diseñó una sola rueda delantera para mayor facilidad de dirección, una menor distancia entre ejes, colocó todo el peso de la caldera sobre el eje trasero y lo equipó con un eficaz sistema de frenada.
Pero los locomóviles tenían los días contados en España. Su gran tamaño era un inconveniente, pero más lo era el hecho de que no estaban preparados para circular por caminos diseñados para vehículos de tracción animal, y con un pavimento tan polvoriento que se hacía realmente difícil el tránsito por ellos; hasta el año 1906 no se empezó a utilizar en España el alquitranado como método habitual en la red viaria. También es cierto que la orografía española, con importantes desniveles, no contribuía en lo más mínimo a la circulación de esas enormes máquinas.

En 1864, un industrial catalán, D. Juan Oliveras Garrabó patentó un vehículo a medio camino entre un carro y una bicicleta, ya que era movido a pedales por el conductor, aunque tenía la estructura de un vehículo. Lógicamente habría que destacar el estudio llevado a cabo por este personaje para mover el vehículo por medio de engranajes y cadenas (reducciones) por medio de la fuerza humana.

La ciudad de Manresa (Barcelona) se convirtió unos años más tarde en la cuna de otro 'automóvil'. En 1864 el industrial residente en la población de Manresa Juan Oliveras Gabarró, patentó un carruaje que denominó Velocífero y que, evidentemente funcionaba sin la necesidad de caballerías. Su tracción era mediante pedales accionados por el conductor, es decir, se trataba de un híbrido entre una bicicleta y un carruaje. Lo relevante de este carruaje es el estudio que su inventor hizo sobre la forma de emplear la fuerza humana sobre la rueda, analizando los existentes mediante pedales, cadenas y engranajes. Juan Oliveras optó por emplear la fuerza directamente sobre el eje, permitiendo el empleo simultáneo de pies y manos de una forma lo más natural posible, para aprovechar así la fuerza ejercida al máximo. El vehículo estaba dotado de tres ruedas, una delantera y dos traseras, en un chasis rígido sobre el que estaba montada la caja para los ocupantes, con un sistema de suspensión mediante muelles entre chasis y caja. Su inventor cifraba su velocidad entre los 10 y 12 Km/h en llano. Por lo menos se sabe de la construcción de un ejemplar de este Velocífero, que circuló entre las localidades de Manresa y Sant Fruitós del Bages el día 1 de Noviembre de 1866, día de Todos los Santos, cuyo viaje recogió el diario El Manresano en su edición del día 4: "El jueves, día de Todos los Santos, vimos en la carretera de Vich un elegante coche Velocífero, construido por un industrial de nuestra ciudad. Iban en el coche dos personas y, en breve tiempo se trasladaron al vecino pueblo de San Fructuoso del Bages, donde la nueva máquina movida sin el auxilio de caballerías, causó la admiración de aquellos vecinos." Apuntar que la distancia entre ambas localidades es de apenas 6 Km por lo que aún con un medio de transporte como éste se trata de un 'paseo'.

Durante años han existido indicios de la construcción de un automóvil eléctrico en el año 1896, vehículo que habría diseñado un ingeniero español llamado probablemente Julián para S.M. la Reina María Cristina. Según alguna publicación el vehículo se habría construido y probado en Inglaterra. No es de descartar que quien realmente tuvo algo que ver con el diseño de este automóvil fuera el ingeniero belga Edmond Julien, de quien si consta que poseía patentes a su nombre en España sobre temas relacionadas con la tracción eléctrica aplicada a vehículos.




CONTINUARÁ...

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